PEDAGOGÍA Y EDUCACIÓN VIRTUAL
Los desafíos de la pedagogía cyberfeminista: un estudio de caso
Hablar de tecnologías y género podría redundar en un ejercicio esencialista que llevaría a considerar
determinadas características, supuestamente femeninas o masculinas, como explicativas de las
diferencias de uso y afición por las TIC. De manera especular, el obviar la relación entre estos dos
factores tendería a obscurecer la idea de que la socialización en las tecnologías en general —y a las que
solemos identificar como nuevas en particular— continúa estando extremadamente generizada (Anguita
& Alario, 2004; Anguita & Ordax, 2000). Más aún, el hecho de que la mayoría de creadores de TIC sean
sujetos educados en masculino, lleva a que sus productos estén frecuentemente diseñados de manera
androcéntrica (Pinheiro, Campbell, Hirst & Krupa, 2006) y quizás influye en que las mujeres tiendan a
percibirse como tecnológicamente menos competentes que los varones, a pesar de que en muchos
casos no lo sean (Bracciale, 2010).
Sin embargo, con demasiada frecuencia, en lugar de analizar el uso generizado de las tecnologías, las
investigaciones se limitan a detectar, casi con prisa, que el problema de la brecha digital de género en
los países industrializados es un legado del pasado, no apreciándose ya grandes diferencias
cuantitativas de acceso a las NTIC en la población juvenil (Fortunati, 2008).
La importancia de este enfoque se hace aún más patente teniendo en cuenta que, según afirma uno de
los pocos estudios realizados en esta área (Andrusyszyn & Cragg, 2006), las mujeres han encontrado
diferentes ventajas en la formación profesional virtual. Entre ellas, las autoras identifican que ésta
proporcionaría una mayor realización personal y profesional, con un reflejo directo en mejoras laborales y
en cambios de estilos de vida. Las participantes del estudio también mencionan ventajas respecto a las
formaciones presenciales relacionadas con el ahorro de los tiempos de desplazamiento, combinado con
una gestión más flexible de las horas de estudio. De la misma manera, varios trabajos tienden a reforzar
la idea de que las profesionales están más satisfechas con los cursos virtuales que con los presenciales
(Anderson & Haddad, 2005; Caspi, Chajut & Saporta, 2008).
Por lo tanto, si las tecnologías están generizadas y los sujetos educados como mujeres aprecian algunos
usos de la docencia virtual, para producir plataformas menos discriminatorias deberíamos adaptar las
tecnologías a las peticiones generizadas de las usuarias en lugar de adaptar las usuarias a éstas últimas
(Meßmerm & Schmitz, 2004). En este contexto, nuestro interés se centra específicamente en la vertiente
más aplicada del uso de las tecnologías en la docencia, así como en el análisis de las propuestas
feministas al respecto. Empezaremos, sin embargo, presentando la discusión sobre las tecnologías y sus
usos como un ya clásico debate feminista en el que se han manifestado posturas de lo más dispares.
Gener-ando/izando tecnologías: el caso de los EVA
Si bien cuando hablamos de tecnología tendemos a imaginar algo frío, metálico, actual, distante y
divergente de cualquier emoción; en un análisis más profundo queda patente su relación con la sociedad
y la cultura. Es más, tal y como afirman Richard Cleminson y Angel Gordo (2008), su forma de ser está
profundamente imbricada con los géneros y la sexualidad desde los tiempos de los molinos de vientos.
De hecho, “un sistema tecnológico nunca es meramente técnico: su funcionamiento en el mundo real
incluye elementos técnicos, económicos, empresariales, políticos e incluso culturales” (Wajcman, 2006,
p. 57). Por esta razón, en el análisis del uso de las tecnologías, deviene fundamental fijarse en los
aspectos simbólicos e emocionales y/o relacionales de las mismas. Es necesario entender las
tecnologías como algo más que artefactos, como elementos cargados de valores sociales y de uso que
las constituyen tal y como las conocemos. Así, por ejemplo, el teléfono móvil es mucho más que una
serie de chips y conexiones electrónicas que funcionan a través de una batería; es un instrumento que
organiza partes importantes de nuestras vidas, media nuestras relaciones y, al fin y al cabo, nos
constituye marcando nuestras formas de relacionarnos y pensarnos4
. Sin embargo, no somos sujetas
pasivas construidas por las tecnologías, sino que somos y/o podemos ser también constructoras de las
mismas a través de los usos que les damos (Haraway, 1991). Asumiendo esta visión, no sólo las
hardwaristas (diseñadoras de hardware) y las softwaristas (desarrolladoras de software) serían
responsables de definir los espacios virtuales con los que interactuamos hoy en día, sino que las mismas
usuarias son una pieza clave en este proceso. Este fenómeno se ha agudizado con el llegada de la Web
2.0 y la proliferación de comunidades peer to peer que definen los nuevos desarrollos y el futuro de
muchas tecnologías informáticas.
Por esta razón, resulta importante prestar atención al hecho de que:
A pesar de que cada vez más mujeres utilizan Internet y los ordenadores, no se puede
considerar que la brecha digital de género está desapareciendo, ya que hay que tener
en cuenta que siguen existiendo grandes diferencias relacionadas con el uso de
Internet y las habilidades informáticas, especialmente las que requieren de un mayor
conocimiento (Navarro, 2009, p. 184).
En particular, parece que en el contexto europeo y aún más entre población bastante joven, las
diferencias de género residen más en las formas que no en el acceso a las tecnologías (Quattrocchi,
Biglia, Naldini & Colicino, 2011). Así, por ejemplo, diferentes autoras como Cecilia Castaño (2008)
evidencian cómo el uso de las tecnologías por parte de las mujeres es mucho más práctico que de ocio.
Sin embargo, tal y como nos alerta Knut Sorensen (2002), hay que tener cuidado con que esta
constatación no funcione como base de políticas inclusivas que asocien directamente la relación entre
tecnologías y mujeres con el deber, mientras reservan el placer para los hombres; más bien al contrario “permitiendo una distribución más equitativa del amor y el deber respecto al género, podríamos abrir
nuevos espacios para la construcción de estrategias de inclusión”.

En este sentido, un descubrimiento importante es que si bien hay un menor uso de las TIC por parte de
las mujeres, este fenómeno parece ser inverso en relación a herramientas tecnológicas cuya finalidad
principal es mantener el contacto y relaciones de manera inmediata, sin esfuerzo y de forma divertida
con las amigas y amigos (Espinar & González, 2009). Además, muchas autoras muestran que en los
últimos años el espacio virtual puede configurarse como la habitación propia que reivindicaba Virginia
Woolf (Zafra, 2010) permitiendo incluso el desarrollo de prácticas de libertad en contextos
particularmente opresivos para las mujeres (con una educación elevada), como por ejemplo ocurre en
Irán (Nouraie-Simone, 2005).
Sin embargo, no todas las investigaciones consideran el factor de género de la misma manera. Por
ejemplo, el estudio de las redes sociales y las comunidades virtuales se ha hecho muy popular y los
teóricos tienden a exaltar la libertad de los sujetos en el momento de devenir miembros de las mismas.
No obstante, Wajcman (2006) critica que éstos suelen omitir el papel central desempeñado por las
mujeres a la hora de participar en las comunidades y preservarlas. En sus palabras:
Históricamente las mujeres han sido las principales facilitadoras de apoyo emocional en
las redes comunitarias […]. La cultura de la libertad que Castells ensalza supone
aparentemente que las redes comunitarias se liberen de su responsabilidad y, por
consiguiente, refleja una perspectiva implícitamente masculina (Wajcman, 2006, p. 98).
Así que, aunque sería una falacia considerar que las comunidades virtuales sustituyen las relaciones
presenciales de las mujeres, podemos suponer que la socialización que reciben en el trabajo más
cooperativo y en el networking6
se refleja en los entornos no presenciales. En este sentido, diferentes
estudios parecen detectar que la preferencia a trabajar en grupo de las estudiantes de cursos virtuales
es mucho más alta que la de los estudiantes (Meßmerm y Schmitz, 2004). Según estas autoras, si no
queremos caer en análisis reduccionistas y esencialistas de la brecha digital de género, en primer lugar
debemos reconocer que ésta diferencia, como muchas otras, está causada por la socialización
tecnológica diferencial y, en segundo lugar, debemos ofrecer una adaptación de los espacios virtuales
orientada a las peticiones de usuarias y usuarios. Así, “si en las investigaciones sobre género
tomásemos seriamente algunos de los resultados de las ‘estrategias de aprendizaje y del trabajo en
grupo’, tendríamos que pensar cómo promover tanto el trabajo de grupo como el aprendizaje
individualizado” (Meßmerm y Schmitz, 2004, p. 251).
Siguiendo estas indicaciones podemos ahondar en el análisis de otros elementos relativos al proceso de
socialización. En este sentido, diferentes estudios (Anderson & Haddad, 2005; Caspi, Chajut & Saporta,
2008) evidencian una característica de la socialización generizada que parece quedar subvertida en los entornos de docencia virtual: la participación activa del alumnado. Si bien las mujeres suelen hablar con
menos frecuencia en los debates presenciales, esta tendencia se modifica en la docencia virtual en la
que su participación escrita suele ser superior a la de los compañeros varones. David Anderson y Carol
Haddad (2005) creen que esto demuestra cómo la socialización diferencial en los usos del espacio
público se hace particularmente evidente en la comunicación oral, quedando menos patente en la
escrita, que ofrecería una mayor sensación de seguridad al ser producto de un ejercicio más reflexivo
(Biglia, San Martín, Bonet i Martí & Jorquera, 2007). Sin embargo Avner Caspi, Eran Chajut y Kelly
Saporta (2008) dudan a la hora de identificar el medio de expresión —oral vs. escrito— como causa de
esta diferencia. Piensan que podría haber razones pedagógicas que la fomenten, relacionadas con el
hecho de que en la docencia virtual se estimula más la participación de todas y todos los estudiantes ya
que:
Los cursos virtuales permiten e incluso facilitan el diálogo y las conexiones
complementando, por lo tanto, las ‘maneras de conocer’ de las mujeres, de hecho,
muchas mujeres son conocedoras conectadas que dan sentido a la realidad, al asociar
los nuevos conocimientos con las experiencias en el contexto de las relaciones
(Anderson & Haddad, 2005, p. 4).
Según esta interpretación, que nos parece muy interesante, la mayor participación de las mujeres se
debería más bien a la configuración de un espacio en el que se da importancia al partir de sí mismas,
elemento que facilita el uso de las TIC por parte de las mujeres como demuestra la amplia proliferación
de blogs personales (Nouraie-Simone, 2005) en los que se busca crear debate a partir de la propia
experiencia.

Deconstrucción y metaideologización de la pedagogía
La presencia de mujeres en el sistema educativo español ha sido creciente desde que se superó el
modelo de educación presencial segregada para dar paso, con la Ley de Educación de 1970, a un
modelo mixto caracterizado por la igualdad formal de acceso, que se generalizó en 1984 con la
prohibición explícita de la segregación (Cabaleiro, 2005). Sin embargo, no es novedoso afirmar que este
tipo de educación tiene límites y sigue (re)produciendo códigos generalizados y otros sesgos
discriminatorios. Es por eso que desde principios de los años 80, paralelamente a las propuestas
coeducativas, varias autoras han preferido usar el concepto de educación feminista. Entre ellas, tal como
sugiere Jenniffer Gore (1992), podemos detectar dos tendencias que se diferencian por poner el acento
en los aspectos pedagógicos o en los feministas. A continuación, pretendemos hacer un breve repaso de
estas aportaciones para llegar a analizar la que, en una investigación anterior (Luxán y Biglia, 2011),
hemos decidido denominar pedagogía cyberfeminista.
Nos preguntamos, por lo tanto, de qué manera los EVA pueden servir para impulsar la colaboración y
favorecer la producción colectiva de conocimiento. La CMC (computer-medieted-comunication) puede
ser usada en la pedagogía crítica en cuanto permite compaginar el trabajo sincrónico (chats,
videoconferencias) con el asincrónico (lecturas individuales, participación en los foros), así como la
esfera individual con la interpersonal y la colectiva, tal como se procura hacer en la educación feminista
(Campbell, 2002). Por lo tanto podemos afirmar que potencia las interacciones entre estudiantes frente al
control docente, mediando con algunas de las desigualdades generadas por la apariencia física, la
facilidad discursiva cara a cara, el color de la piel, etc. (Campbell 2002). Tal y como sostiene Pamela
Whitehouse (2002) la educación a distancia puede favorecer los procesos participativos más
democráticos en los que se fomente el uso compartido del poder debido a que las personas que suelen
intervenir mucho tienen más dificultades para monopolizar debates asincrónicos, hecho que puede llevar
a una participación más equitativa.
Los desarrollos tecnológicos descritos permiten trabajar con diferentes técnicas pedagógicasrelacionales:
one-alone, one-to-one, one-to-many y many-to-many (Paulsen et al. 1994). El primer tipo
correspondería al auto-aprendizaje y el segundo a clases individuales. El tercer tipo daría lugar a un
aprendizaje tradicional pasivo (Bradley & McConnell, 2008) con una transmisión unilateral de
conocimientos de carácter competitivo y técnicas de aprendizaje individuales —desarrollo de trabajos—.
El último tipo, la opción many-to-many, materializada en foros y wikis, fomentaría tanto el trabajo
colaborativo como el cooperativo. Sally Bradley y David McConnell (2008) consideran que en el
aprendizaje colaborativo la adquisición de conocimientos se daría a través de la interacción activa,
caracterizada por el respeto a contribuciones individuales, la independencia y el apoyo mutuo; en la
práctica, se fomentaría el trabajo de grupo manteniendo una evaluación individualizada y un rol
facilitador importante de la tutora. En cambio, sostienen que el aprendizaje cooperativo se distanciaría
todavía más del tradicional, debido a que fomentaría el aprendizaje a través de discusiones/tareas entre
iguales, trabajando conjuntamente para conseguir objetivos comunes, restando importancia al individuo.
El rol de la tutora sería menos directivo, más parecido al de una guía y la evaluación sería básicamente
de grupo.
Nos parece interesante pensar en otro posible uso del many to many: el networkig feminista. Este estaría
caracterizado por una colaboración a 'partir de sí' y por el uso de técnicas cooperativas de aprendizaje,
fomentando la cohesión de grupo sin por esto homogeneizar las necesidades y deseos de los sujetos.
En este contexto, el rol docente debería basarse principalmente en favorecer el networking, compartir
sus conocimientos como una participante más y asegurarse de que ninguna petición quede desatendida.
Definiendo herramientas
En relación a la pedagogía cabe destacar que si bien todas las docentes se encuentran bajo el
paraguas común de la pedagogía cyberfeminista, las formas de su aplicación no son idénticas. Así,
hemos detectado dos indicadores que nos permiten dar cuenta de los matices adoptados en este
sentido, la formalización del proceso de aprendizaje y los estilos comunicativos.
Formalización del proceso de aprendizaje.
Aunque todos los módulos tienen una estructura parecida
(vídeo de referencia, dos o tres lecturas básicas, carpeta de lecturas de ampliación, foros de debate), el
ritmo de trabajo y la secuencialidad son marcadas directamente por cada docente. Algunas prefieren
presentar diferentes materiales al principio dejando a las participantes decidir su ritmo y los textos o
videos sobre los cuales centrar la atención (hemos llamado a esta formalización Abierta8
). Otras sugieren
un calendario y unas pautas de lectura (Cerrada), mientras que el resto presentan una cierta
estructuración inicial pero insisten en la necesidad de que cada una adapte la propuesta a su ritmo y
aportan materiales específicos según las necesidades explicitadas en el aula (Mixta).
• Estilos comunicativos de las docentes.
La diferencia más grande detectada se da en relación a
privilegiar comunicaciones one-to-one o many-to many (Paulsen et al. 1994). Algunas docentes tienden a
contestar cada mensaje de las discentes sin esperar apenas respuestas por parte de otras participantes
(Atención individualizada). En el otro extremo están las que prefieren esperar diferentes mensajes para
contestarlos colectivamente poniéndolos en relación para estimular el debate (Atención colectiva).
Finalmente, encontramos las que adoptan un estilo comunicativo más variable contestando casi con la
misma frecuencia individual y colectivamente (Atención mixta).
Las características/momentos vitales de las discentes son también elementos que afectan a sus
formas de participar-colaborar y que explican la diversidad de interacción dentro de un mismo módulo.
En este sentido, hemos podido comprobar que existen tres elementos que son importantes: los
conocimientos previos sobre metodología y feminismos, sus ritmos vitales en el momento de realizar el
curso y, finalmente, el acceso a internet del que disponen. Vamos a verlos con detalle:
Conocimientos metodológicos y feministas previos. Hemos detectado tres perfiles:
a) Las que tienen un nivel metodológico alto junto con un amplio background feminista (Conocimientos
integrales).
b) Las que cuentan con conocimientos metodológicos parciales pero tienen una Alta experticia
feminista teórica y vital.
c) Finalmente, las que tienen inquietudes feministas pero sin amplia experiencia y con formación
metodológica limitada (Experticia parcial).
• Ritmos vitales de las participantes.
Algunas explican a lo largo del curso que viven en un estado de
Precariedad (Biglia & Jiménez, en prensa) tal y como observamos en este comentario de Silvia
(comunicación en foro privado, 11 de marzo de 2011), “otra vez apurada con las aportaciones al foro. Mis
motivos quedan claros en los estudios que estamos leyendo [sobre condiciones de vida, usos del tiempo,
etc.]”; mientras que otras experimentan un cambio de conciliación importante (Cambio), tal como le
sucede a Ana (comunicación en foro privado, 4 de marzo de 2011) que decide escribir a la coordinadora:
“me parece muy interesante los contenidos del curso pero he estado desconectada últimamente por
motivos personales y me temo que no voy a poder darle el seguimiento que me gustaría”.
Finalmente, algunas pueden/consiguen conciliar sus múltiples actividades y realidades más o menos
durante todo el curso (Conciliación).
• Acceso a internet.
Este puede ser Bueno o Escaso. Especialmente hemos detectado que el lugar
geográfico desde el que se realice el curso puede influenciar en este elemento por la brecha digital.
Después de haber presentado los elementos pedagógicos, a continuación vamos a comentar de qué
manera se han ido configurando las participaciones y el trabajo en red.
Por lo que concierne a la participación de cada estudiante a lo largo del curso y del grupo por módulo,
consideramos importante analizar en qué momento empieza, su frecuencia, así como su tipología.
• Momento.
Este elemento está relacionado con los tiempos de participación. A nivel individual hay
discentes que tienden a intervenir Desde el principio, mientras que otras lo hacen sólo a partir de la
segunda mitad del módulo (Tardía); entre los dos extremos, las que tienen un patrón Variable. A nivel de
módulo, los mismos valores nos indican una predominancia de participaciones Desde el principio, un
inicio de participación escalonado entre las discentes (Variable) o una participación generalmente Tardía.
• Frecuencia. Ésta tiene que ver con cuántas veces se participa, tanto a nivel individual como de módulo
y puede ser Alta, Media o Escasa.
• Tipos de participación.
a) Aportaciones metodológicas críticas que muestran un dominio de conceptos, autoras y debates
(Experta).
b) Reflexiones que ponen en relación las propuestas epistemológicas o metodológicas con los
conocimientos y experiencias personales (Situada).
c) Resúmenes o sistematizaciones teóricas y respuestas a los ejercicios (Escolar), como por ejemplo:
“las cuatro lecturas se articulan perfectamente, problematizan y aclaran algunos puntos tratados en
común.
d) Preguntas concretas sobre elementos técnicos, de materiales o de contenidos (Aclaratoria).
e) Para no forzar el encasillamento hemos decidido crear un valor (Mixta) para aquellos casos en los
que una discente tenga una forma de participar variada.
Pedagogía docente, participación y networking
Para poder analizar la relación entre estos elementos hemos hecho un análisis por módulos identificando
de qué manera las características pedagógicas se asocian, en el caso estudiado, con la participación en
el aula y el trabajo de/en red.
Factores que influyen en la participación del grupo
En primer lugar, hemos detectado una evolución de la frecuencia en la participación relacionada con el
transcurrir del tiempo más que con las pedagogías docentes. Si nos centramos en el momento en que se
dan las aportaciones a los foros podemos ver que al principio del curso tiende a ser Tardía,
manteniéndose luego Variable, hasta el último módulo en el que vuelve a ser Tardía.
Por otra parte, en relación a la frecuencia de las aportaciones, si en un primer momento hay una Alta
participación, ésta tiende a reducirse en los dos últimos módulos (Media). Por las intervenciones y
comentarios que aparecen en los foros nos atrevemos a afirmar que uno de los elementos claves que
interviene es la dificultad de mantener por largos periodos una alta implicación y seguir Conciliándola con
otras experiencias vitales.
Factores que influyen en el networking
Contrariamente a lo que ocurrió en relación a la participación, no parece ser que la secuencia de los
módulos influya particularmente en el networking que se desarrolla en el aula. En cambio sí que hay
unas relaciones interesantes entre éste y los estilos pedagógicos docentes.
En primer lugar hemos detectado una relación directa entre el estilo comunicativo adoptado por las
docentes y la intensidad del networking. Así, un estilo Colectivo se asocia con una Alta intensidad; un
estilo Mixto, con una intensidad Media; y un estilo individual, con una intensidad Baja.
Por otra parte, la formalización parece influir más en el Alcance del networking. De hecho, a una
formalización Cerrada se ha asociado una Amplia participación en el networking, mientras que con una
Mixta éste ha sido Amplio o Sectorial; y finalmente, en el caso de la formalización Abierta, el alcance ha
sido de Una, además, de tipo Apoyo mutuo.
Detectamos finalmente que cuando la iniciativa del networking no está Sugerida por las docentes, sino
que se realiza de forma Espontánea, su alcance es más reducido (Una, Sectorial). En los casos
analizados, estas sugerencias se han realizado de manera Abstracta en módulos con estilo comunicativo
Colectivo y formalización Cerrada. En los módulos con estilo Mixto y formalización Mixta, las sugerencias
han sido Concretas. Por su parte, no se daban sugerencias en los módulos de estilo Mixto y
formalización Abierta, ni en caso de comunicación Individualizada y formalización Mixta.
Disc-concl-usiones
Llegadas a este punto del camino queremos dar sentido a los resultados de nuestro análisis,
produciendo pequeños desplazamientos de lo particular a lo general y viceversa, para que esta modesta
experiencia no sólo tenga efectos directos e inmediatos en nuestras futuras prácticas, sino que sirva de
base para debates colectivos. De hecho, esperamos que la sistematización de herramientas de análisis
presentada pueda servir como punto de partida para otras investigaciones y que los resultados
obtenidos, entendidos en el marco de las especificidades del curso —no reglado, cuya participación se
basa en el interés por el tema y no en la obtención de un título, y con un nivel de conocimiento y
formación de las participantes alto— ofrezcan pistas para indagar sobre los efectos de género en los
procesos educativos virtuales. Ésta será nuestra forma de acercarnos a los movimientos diferenciales
sugeridos por Sandoval (1995) como último y necesario elemento para una Metodología de las
Oprimidas.
Una de las primeras evidencias de nuestro análisis es que la participación está fuertemente influenciada
por las características de las discentes (personales o vitales) y por la secuenciación de los módulos,
mucho más que por los matices de los estilos comunicativos de las docentes.
La única excepción encontrada en el caso estudiado es que la formalización abierta en lugar de
favorecer la adaptación a los ritmos y conocimientos previos de las participantes (Lai & Lu, 2009), es la
que menos impulsa la participación tanto a nivel cuantitativo como cualitativo (tipología). No obstante, no
nos atrevemos a descartarla como modelo válido porqué estos efectos, como hemos mencionado en el
análisis, podrían haberse producido por una concurrencia de factores tales como la alternancia, o dicho
de otro modo, el cambio brusco de estilo. Podemos sin embargo afirmar que una formalización abierta
justo después de una cerrada puede inhibir la participación activa. De la misma manera, un estilo
comunicativo individual, que genera muchos mensajes, necesitaría de una organización muy fuerte de
los mismos para no dificultar la intervención de las que no disponen de un tiempo muy amplio de
conexión.
Biografía:
http://web.b.ebscohost.com/
Los desafíos de la pedagogía cyberfeminista: un estudio de caso. (Spanish)
Jiménez, Edurne2 edurnejp@gmail.com
FEMINISM & education
FEMINIST theory -- Methodology
DIGITAL divide
GENDER-based analysis
EDUCATION -- Philosophy
Difractation
Feminist networking
SIMReF
Virtual education
Difracción
Educación virtual
Networking feminista
Pedagogía cyberfeminista
Language of Keywords: English; Spanish
PAG.: 71-93
me gusto mucho la creatividad que tuviste al realizar tus trabajos, de igual forma tu informacion muy buena,exito en todo,saludos
ResponderEliminarmuy buen información sigue así. Saludos
ResponderEliminarhola!! gusto en saludarte. Ya leí tu resumen y me da mucho gusto que hayas rescatado lo mas importante del desafió de la pedagogía es un tema muy interesante.
ResponderEliminarhola, he yo pienso que si esta estructurado tu resumen ,a lo mejor no era necesario algunos párrafos de información ,pero de ahí muy bien .)
ResponderEliminarhola, he yo pienso que si esta estructurado tu resumen ,a lo mejor no era necesario algunos párrafos de información ,pero de ahí muy bien .)
ResponderEliminarQue bien estructurado esta, me gusto pusiste cada uno de los temas leido, pero igual siento que hay párrafos démas... Pero esta muy bien complementado y las imágenes muy bien
ResponderEliminarQue bien estructurado esta, me gusto pusiste cada uno de los temas leido, pero igual siento que hay párrafos démas... Pero esta muy bien complementado y las imágenes muy bien
ResponderEliminarQue bien estructurado esta, me gusto pusiste cada uno de los temas leido, pero igual siento que hay párrafos démas... Pero esta muy bien complementado y las imágenes muy bien
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